129 – IX
Somos el borrador de un texto que nunca será pasado en limpio.
Con palabras tachadas, repetidas, mal escritas y hasta con faltas de ortografía.
Con palabras que esperan, como todas las palabras esperan, pero aquí abandonadas, doblemente abandonadas entre márgenes prolijos y yertos.
Bastaría, sin embargo, que este tosco borrador fuera leído una sola vez en voz alta, para que ya no esperásemos más ningún texto definitivo.
Décimocuarta poesía vertical (97) (Póstumo)
El corazón es una larga enmienda
de un texto que nadie conoce,
cuyo sentido la semántica ignora
y cuyos signos nadie ha codificado.
Pero si el corazón no enmendara ese texto
como un ciego corrigiendo el abismo,
la vida se caería en pedazos
como un sueño sobrante y desechable.
Hasta cabría sospechar
que la enmienda es el texto.
Casi Razón (5)
Entre quien da y quien recibe, entre quien habla y quien escucha, hay una eternidad sin consuelo. El poeta lo sabe.
ROBERTO JUARROZ
Somos el borrador de un texto que nunca será pasado en limpio.
Con palabras tachadas, repetidas, mal escritas y hasta con faltas de ortografía.
Con palabras que esperan, como todas las palabras esperan, pero aquí abandonadas, doblemente abandonadas entre márgenes prolijos y yertos.
Bastaría, sin embargo, que este tosco borrador fuera leído una sola vez en voz alta, para que ya no esperásemos más ningún texto definitivo.
Décimocuarta poesía vertical (97) (Póstumo)
El corazón es una larga enmienda
de un texto que nadie conoce,
cuyo sentido la semántica ignora
y cuyos signos nadie ha codificado.
Pero si el corazón no enmendara ese texto
como un ciego corrigiendo el abismo,
la vida se caería en pedazos
como un sueño sobrante y desechable.
Hasta cabría sospechar
que la enmienda es el texto.
Casi Razón (5)
Entre quien da y quien recibe, entre quien habla y quien escucha, hay una eternidad sin consuelo. El poeta lo sabe.
ROBERTO JUARROZ
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